Dice el libro del profeta Isaías en el capìtulo10 verso 6: “No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío”.
Te alabaré en medio de las luchas; te alabaré en medio del dolor, te enzalsaré hoy en mi juventud, y no tenga después que lamentar.
Servir a Dios es un enorme privilegio, sobre todo cuando él ha decidido llamar a quien o quienes, han de servirle en algún ministerio.
Durante 30 años te he servido, pero no porque así yo lo haya decidido, sino porque a ti te pareció bien así llamarme, y yo solo estuve atento a hacer tu voluntad.
En esta tierra hermosa que es Oaxaca; generación tras generación, sin importar edades, me levantaste de la nada, me encumbraste a lo sublime, llenaste mi vida de tu inmenso amor y tu maravillosa presencia, he conocido más a mis hermanos con quienes también he compartido momentos muy hermosos y me has hecho oír tu Palabra Santa en todas partes. Me llevaste a conocer la necesidad del desvalido, de quien sufre la enfermedad en hospitales, o a quien estando privado de su libertad en una cárcel pude decirle “Cristo rompe las cadenas” “Y la Verdad os hará verdaderamente libres” pude decirles “Nunca habrá” ni ha habido jamás un amor tan sublime y tan grande hacia mí como el que tú tienes para con toda la humanidad.
Soy testigo de sanidades y milagros que tú has hecho, he hablado de ti en las calles, en los mercados, en el suntuoso teatro, en los parques públicos, en todas las regiones de este Estado y más allá de él, en buena parte de nuestra amada patria, persiguiendo siempre el objetivo común de la Iglesia entera: “México para Cristo” y cumpliendo con el lema del Grupo: “Donde se halle una alma necesitada, un mensaje de Dios en la música”.
He cantado y testificado que tú eres el Lirio de los lirios y rosa del valle de Sarón. Te he podido decir con plena convicción; Gracias por la vida Señor.
En conclusión, he reconocido y expresado: “Cuan grande es él”.
En segundo término.
Un reconocimiento y agradecimiento a todos los hermanos que de una u otra forma, en mayor o menor grado han otorgado desinteresadamente su apoyo material, económico, espiritual y de todo tipo para la realización de todas las actividades de este Grupo desde sus inicios, hermanos de la Iglesia del Centro y de todas las Iglesias y Misiones no solo del Presbiterio de Oaxaca, sino a nivel Nacional de nuestra Iglesia Cristiana Interdenominacional.
Particularmente, reconozco el trabajo realizado por los Siervos de Dios y de los hermanos quienes han colaborado con el Grupo asesorando y brindando todo su tiempo y esfuerzo para el buen desempeño del Ministerio musical.
A los responsables y padres de los integrantes, quienes han respaldado siempre las actividades del Grupo Maranatha.
En tercer lugar.
Van mis palabras para quienes han tenido el privilegio de integrar este Grupo por algunos días, meses o años, a quienes lo han dirigido musical y espiritualmente, siendo responsables ante el Señor del éxito o fracaso del trabajo realizado.
Ustedes saben lo hermoso que es servir al Señor, que el tiempo, esfuerzo o trabajo que han dado al Ministerio, el Señor lo ha compensado con creces, ya que él no se queda con nada.
Recordemos lo dicho por el apóstol Pablo a los romanos; “…¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!” ¡Y que bendición! es ver que quienes no conocen a Dios, entregan sus vidas a él inspirados por un canto o una melodía.
¡Que bendición! ha sido convivir con nuestros hermanos mas humildes y sencillos, quienes han visto en nosotros un motivo de inspiración y de bendición de Dios en sus vidas y que a nosotros nos ha servido para ser mas sensibles a sus necesidades materiales.
Recuerden que estas y todas las bendiciones recibidas, las llevaremos hasta el día en que el Señor, Juez justo, nos llame a su presencia para entonar allá el cántico de los redimidos.
Por eso ahora podemos decir: “Cuando el Señor me llame a su presencia, al dulce hogar al cielo de esplendor, le adoraré cantando la grandeza de su poder y su infinito amor”
Dios no necesita de nosotros para salvar a las almas; pero sí está esperando que jóvenes e intermedios se levanten decidida y poderosamente, llenos del Espíritu Santo para el desempeño del Ministerio, él desea usar a la juventud para la predicación y propagación del Evangelio “…No me avergüenzo del Evangelio porque es Poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…”
Esta es Señor; la voz de decenas o cientos de jóvenes y señoritas, que en algún momento de la vida hemos venido cantando y orando, trayendo mensaje de amor; alabando a Dios y llevando al mundo las buenas nuevas de Salvación.
Agradecidos contigo por tan grande privilegio, por haber sido llamados de las tinieblas a tu luz admirable.
“…Y si acaso en mi flaqueza humana, como Pedro te llegara a negar. Perdón Señor pues de tu mano franca jamás me soltaré”.
Ecos Juveniles “Maranatha” de Oaxaca.
Enero de 2007.
No hay comentarios:
Publicar un comentario